domingo, 29 de diciembre de 2013

LA INMEDIATA

Durante la primavera de 1938 y, ante la inminente caída del frente de Aragón, el ejército Popular, de la mano del General Manuel Matallana, pone en marcha un sistema defensivo para garantizar la protección de València y que llevará por nombre el Sistema XYZ. Como parte de ese sistema, existía un última línea que circundaba la propia ciudad y su área metropolitana bajando desde el rodeno de la Calderona a la altura de Náquera hasta el mar en la zona de El Puig. Se le llamaba la Inmediata e intentaba reproducir el modelo del Cinturón de Hierro que en el 37 había actuado de freno al avance nacionalista en el Gran Bilbao.
Los que tenemos cierta edad y sobre todo memoria política, recordamos el hundimiento de la derecha valenciana a principios de los 80. Fue un hundimiento determinado por la necesidad social de dar un nuevo impulso que permitiera sobrepasar una época de tinieblas en lo político y una profunda crisis industrial en lo económico.
Desde finales de los 70, la derecha se autoinmoló socialmente convirtiéndose en un espectro del totalitarismo revivido en los episodios de la Batalla de Valencia. La propia derecha se enclaustró radicalizándose e involucionando en una espiral que condujo a la desaparición de la UCD y poniendo en bandeja el acceso del PSPV-PSOE hacia el poder en un periodo de hegemonía incontestable que duraría 15 años.
Actualmente, la historia repite determinadas condiciones con nuevos y más interesantes elementos que pueden y deben permitir a la sociedad valenciana avanzar hacia un nuevo escenario institucional que refleje la evidente mayoría social existente.
Rasgos diferenciados es la no existencia de un gran partido de izquierda o centro izquierda, el PSPV-PSOE, no es ni sombra de lo que fue. En 1983 el PSPV-PSOE accede por la puerta grande en las instituciones autonómicas desde una posición de dominio municipal previo. Hoy día, ni lo uno ni lo otro parece probable. A diferencia de entonces, a un PCE en regresión con un importante varapalo electoral en el 82, se contrapone una EUPV muy fuerte desde el punto de vista institucional y social pese a contar, como suele ser habitual, el nulo apoyo mediático y el ninguneo existencial como fuerza preparada para gobernar. A diferencia también del 83, el valencianismo de manera heterogénea eso sí, basculado al menos a nivel formal hacia la izquierda y tras una larga y merecida travesía del desierto desde el 87, tiene un protagonismo tal vez por encima de su peso social que sin duda alguna va a tener reflejo en un buen resultado electoral.
La poliédrica e interesante situación de la izquierda, deja abiertas muchas puertas pero pocas incognitas: "el objetivo unívoco es el de desalojar al PP para frenar la erosión del estado del bienestar y en particular de las instituciones y la cultura del pueblo valenciano".
Si la situación de la izquierda a la que hay que sumar los nuevos procesos de movilización y organización social nacidos desde la primavera de 2010, es apasionantemente nueva, la de la derecha reproduce los mecanismos del pasado.
Conceptos que las nuevas generaciones desconocen como el "bunker barraqueta", vuelven a aflorar. El sectarismo, la corrucpión, la descapitalización y el hundimiento del sistema clientar han cavado la fosa de la casa común de la derecha.
La crisis económica que se ha llevado por delante todo el sistema de producción patrocinado por el gran empresariado valenciano en connivencia con el Partido Popular y que está sirviendo de escusa para desmontar el estado del bienestar laminando nuestras conquistas sociales está asimismo dando alas a nuevas formaciones de corte centralista como UPyD o Ciudadanos, poniendo en peligro por lo tanto el sistema autonómico y nuestras instituciones y debilitando las expectativas de voto popular.
Ante esta situación, como a finales de los 70, la derecha se revuelve sobre si misma, se proclama única fuerza valencianista, eso, tras cerrar RTVV, y siguiendo sin poner el cascabel al gato en el tema de financiación demostrando que tras casi 20 años de régimen, el PP es una estructura política cuyo funcionamiento, ha impedido e impedirá la auténtica soberanía política del País Valenciano convirtiendo a los cargos autonómicos en meras marionetas de una formación centralista y piramidal. Hoy como entonces, la mayoría social tiene poca credibilidad por estos movimientos. La tuvo hace 30 años cuando veía a los ex-camisas azules abrazar la senyera después de haberla perseguido durante todo el franquismo y la tendrá ahora cuando los mismos que han gobernado con el resultado que todos podemos ver los últimos 18 años el País Valenciano sólo tienen como argumento para pedir el voto el anticatalanismo casposo y la dialéctica barriobajera.
Es sin duda alguna, como entonces, la particular línea Inmediata de la derecha, la desesperada defensa de un proyecto que nos ha conducido a la ruina absoluta y que no convence a los padres que ven a sus hijos en barracones mientras se ceden terrenos públicos al Opus Dei, a los hijos que ven a sus padres morir esperando ayuda social, a los enfermos que ven encarecer y ralentizar sus tratamientos y su atención y  al millón largo de parados del País, todo ello mientras mantienen Diputaciónes abarrotadas de asesores, subvencionan al alza Escuelas Taurinas y privatizan todo lo privatizable repartiéndolo entre sus grupos afines.