Desde su entrada en el poder en el Gobierno autónomico, el P.P. ha mostrado un especial ensayamiento con las Escuelas de Música. Salvo el empujón que en su breve periodo de conseller de Cultura y Educación dio el propio Camps y que hacía preveer a algunos ilusos que su llegada a la presidencia de la Generalitat iba a mantener con estas entidades, la realidad es que año a año, la financiación en términos reales ha ido en declive. En estos momentos de una financiación que llegó a superar el 40 %, apenas se llega al 18 o 19 %, con lo que, uno de los principales efectos de la misma: la regularización de los profesores de música, queda en suspenso al no alcanzar ni tan siquiera los costes sociales. Invertir dinero público en unas entidades privadas podría parecer una contradicción en nuestra formación pero la realidad recogida en la Ley Valenciana de la Música, un texto aprobado por la totalidad de las fuerzas políticas de las Cortes Valencianas, es que la música como elemento patrimonial y diferenciado del pueblo valenciano es un valor cultural y educativo de primer nivel en nuestra sociedad que reclama de un esfuerzo de la administración autonómica, competente en la materia educativa precisamente. Por si esto no fuera poco, baste decir que el 90 % de las escuelas están regentadas o tuteladas por Sociedades Musicales sin ánimo de lucro, que más del 95 % del profesorado está integrado por los jóvenes titulados de las propias bandas y que en la mayoría de los casos supone su primer acceso profesional.
Así pues, de un plumazo, el P.P. asesta una cuchillada a una actividad fundamental en nuestros usos y constumbres y que permitía la salida profesional para miles de jóvenes músicos valencianos que, de otra manera, abandonan la Comunitat para recalar en territorios vecinos como Aragón, Castilla la Mancha, Baleares o Catalunya, en donde la enseñanza no reglada musical recibe hasta siete veces más recursos por alumno que en nuestra denostada tierra.
Dificil es mantener una red de conservatorios y mucho más dificil es que estos puedan llegar a todos nuestros municipios pero crear una red de escuelas de música apoyandose en el movimiento bandístico y también en otros más minoritarios como el coral, el de música folclórica o de pulso y púa, de manera que asuman parte de la financiación, junto con los ayuntamientos y padres y con una razonable financiación autonómica, permitiría la extensión de este modelo, mucho más versátil que el de los conservatorios, a la práctica totalidad de los municipios de la Comunitat.
No va por ahí el modelo del P.P., que prefiere mantener infumables conservatorios municipales que además compiten abiertamente con las escuelas reconocidas en los tramos elementales de la enseñanza musical, o bien soltar cientos de miles de euros en convenios especiales con determinadas sociedades musicales o no para financiar auditorios y centros de estudio y no digamos nada del aterrizaje con la bendición económica y urbanística de colegios extrangeros de élite en nuestro territorio.
Jesús Monleón Peiró.
Consejero Delegado CEMAP, Escuela de Música de la Mancomunidad del Alto Palancia.
Coordinador Comarcal EUPV.
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