sábado, 16 de abril de 2011

Poderes públicos, sociedad y religión.

 En los próximos días se van a celebrar en nuestros municipios actos de carácter religioso que de manera más o menos tradiconal se vienen celebrando desde hace siglos en nuestra comarca. El carácter constitucionalmente laico del Estado suele ser zarandeado en más de una ocasión ante acontecimientos de esta índole. Junto con el deseado respeto por las creencias religiosas, sean de una mayoría o de una minoría y el reconocimiento etnológico-tradicional de muchas de las expresiones públicas de las mismas, se suelen suceder situaciones poco reconocibles en una sociedad europea del siglo XXI. La reciente entrada en vigor del Reglamento de Honores Militares de 2010, junto con el reglamento de uso del Himno de España aprobado en el Parlamento del Estado en 1997 (con mayoría del PP), vinieron en gran medida a introducir cordura y mesura en la utilización de un elemento de representación oficial tan importante como es el himno del estado, así como otro reglamento lo haría de la Bandera del Estado, el escudo, etc....
 Sigue siendo costumbre en la mayoría de los pueblos la interpretación del Himno de España por parte de la Banda de Música a la salida y a la entrada de la imágen religiosa principal del templo, algo que contradice de manera expresa el reglamento de uso del Himno y que en su esencia también entra en contradicción con la propia constitución, no digamos ya el hecho de que muchas bandas todavía interpretan la versión de Bartolomé Pérez Casas, vigente durante el régimen franquista.
 El uso del Himno de España sigue siendo gratuíto en demasiadas situaciones como por ejemplo mítines políticos e incluso encuentros deportivos de competición oficial en los que no participan selecciones oficiales del estado sino clubs profesionales digamos que "a la americana". Un ejemplo bochornoso, es el que tuvieron que sufrir los seguidores del Power Electronics de Valencia cuando en el pabellón del Real Madrid dentro de los cuartos de final de la Euroliga, se reprodujo por megafonía el himno oficial del estado a modo de himno propio, recordemos que tanto un equipo como otro son españoles, no se trataba de un encuentro de selecciones oficiales y para mas I.N.R.I. el equipo del Real Madrid tiene siete extrangeros en un total de doce jugadores. Este uso populista y barriobajero del himno aparte que apropiatorio, no tiene nada de dignificante y mucho de denigrante, y en él se hallan como pez en el agua los sectores más rancios de la extrema derecha española. Por citar algunos ejemplos podemos recordar la interpretación del Himno de España en las manifestaciones anti-legalización del aborto o en las que convocan entidades como la Asociación de Víctimas del Terrorismo, pese a que ni en una ni en otra convocan ni suelen participar representantes de la Casa real o de la presidencia del Gobierno. En el caso de los actos religiosos, la reciente entrada en vigor del Reglamento de Honores Militares y su cumplimiento, por que para eso están las normas vigentes, para ser cumplidas, está enrabietando nuevamente a la extrema derecha más involucionista, la misma que aplaudia al golpista Franco cuando bajo palio recorría las calles de Toledo en el Corpus.
 La separación de poderes y la laicidad del Estado entraban en contradicción total y absoluta con determinados actos castrenses que aunque en los últimos años se venían realizando ya casi en su totalidad de manera voluntaria por parte de los participantes, obligaba sí o sí a las autoridades correspondientes a poner cerco por su marcado carácter anacrónico, anticonstitucional y sectario. Las fuerzas armadas son un elemento creado por el Estado, nacidos de nuestra sociedad y como tal deben de servir a la misma dentro del ordenamiento vigente. Sus cuadros de mando, simbología, tropa, etc...sólo deben respeto al pueblo a sus representantes y a los símbolos oficiales del estado, incluyendo por supuesto los propios de las comunidades autónomas y entidades locales, todo lo demás, sencillamente sobra y está fuera de lugar.
 El que quiera ver esta opinión como una persecución contra los símbolos de la patria que se tome unos días de descanso en un balneario. Seré republicano, rojo y lo que querais, pero eso no me impide defender a los símbolos del estado frente a quienes se quieran apropiar de ellos para autoproclamarse a continuación como únicos patriotas y luego lo único que hacen es perseguir a aquellos partidos o entidades que defendemos otro modelo de estado y, por lo tanto otra simbología, pero que ni nos la apropiamos ni la imponemos.

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